El sexo con él es rojo, oscuro. También denso y pegajoso, como una noche de verano sin ventilación. Una forma más compleja de autosatisfacción, un vistazo al abismo.
Cada gota de sudor cae sobre el colchón como una traición. Cada herida es el castigo que merezco.
Si por lo menos ella me hubiera amado cuando estaba viva, quizás podría encontrar sentido en este charco de dolor. En cambio, sólo queda la culpa, los rasguños, el sexo.
Cada gota de sudor cae sobre el colchón como una traición. Cada herida es el castigo que merezco.
Si por lo menos ella me hubiera amado cuando estaba viva, quizás podría encontrar sentido en este charco de dolor. En cambio, sólo queda la culpa, los rasguños, el sexo.
----
Foto y texto por Aitor Villafranca
1 comentarios:
Mágica composición. Lo tiene todo, sólo le faltaría poder olerlo!
Publicar un comentario